lunes, 25 de mayo de 2009

-Te acompaño al hotel- dijo con un tono entre la amabilidad y la preocupación que seguía sin abandonar su cuerpo-No tenés que decirme que te pasa, pero por lo menos dame señales que no perdiste el habla- Intentó hacerla reír con éxito. La abrazó y con su mano sobre el hombro de ella partieron hacia donde se hospedaba.
-Gracias- Logró musitar. Aún su voz era quebradiza y débil, su rostro seguía opaco.
-¡Hablaste!- bromeó - No me tenés que agradecer, estoy para eso.
Ella no logró evitar una sonrisa. Sus sentimientos hacia el habían cambiado, su mirada era otra. Cuando estaba con el olvidaba el hecho de que tenía un novio a unos 500 km de distancia. El no era capaz de acompañarla ni entender sus reacciones. El no era capaz de poner su campera alrededor de sus fríos hombros ni caminar con ella hasta el cansancio. Comenzó a cuestionar su relación. Cuestionar cada salida, cada beso, si fue con amor o sin nada. Su despedida, no la recodaba con claridad. ¿Mala señal? En cuanto se dio cuenta que su pensamiento había ido más de lo acordado decidió ir en contra de la corriente. Volver a su antiguo pensamiento, inútil movimiento. Ya era demasiado tarde, bajaba por una espiral por ahora interminable.

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